Mi sobrinieto acaba de cumplir un añito, y desde el momento que nació ya tenía intención de regalarle un clásico por excelencia. Un caballo balancín realizado a partir de unas tablas de pino que casualmente me dieron sus padres (para que las aprovechara en algo). La cabeza lleva los detalles tallados y el tratamiento ha sido con tinte de judea para el pelo y el asiento y cerezo (dos capas) para el resto. Y una mano de cera para el acabado final.
Espero que lo disfrutes mucho "sobrinoski"